martes, 5 de mayo de 2009

Obsecuencia o capacitación.

A una determinada estructura partidaria corresponde un tipo particular de liderazgo. Un ascenso fundado en el mérito y en la capacidad argumentativa premia una forma de dirigencia acorde con esas motivaciones. En cambio, un modelo cerrado, expulsivo y mercantilizado (como es el Justicialismo en Santa Fe y en todo el país), favorece liderazgos que se sostienen en la sumisión y la obediencia debida.
No es extraño que las acusaciones de deslealtad sean corrillo de todos los días en la política, y tampoco me sorprende que la capacitación de los cuadros partidarios sean sólo maquillaje y dibujen una historia accidentada.
Una referencia clásica era la Escuela de Conducción promovida por Perón, en donde señalaba el mismo General que "la escuela superior peronista será una escuela para desarrollar y mantener la doctrina al día, para inculcarla a la masa, para formar cuadros justicialistas y para capacitar la conducción".
La Escuela Superior de Conducción Política, que fuera fundada en el año 1951, proponía dos funciones básicas: que se haga un sector de la erudición para capacitar intelectualmente en el conocimiento de la doctrina peronista, como también que haya otro sector de la escuela activa para formar ciudadanos capacitados para que esa erudición sea la base para que cada peronista pueda tomar buenas medidas.
Que lejos estamos de estos cometidos, sobre todo, por conocimiento, en Santa Fe, porque la formación de cuadros funcionariales NUNCA fue asumido con seriedad. Las posiciones de alta administración de los partidos evitan tomar en cuenta un sistema de méritos que se sostenga en la selección objetiva y en la carrera profesional, lo cual provoca que la composición de las capas superiores de la administración pública responda a vínculo entre militantes partidarios, o allegados del funcionario.
La resistencia a la capacitación sistemática proviene también de la propia dirigencia que ve desafiado su liderazgo.
En definitiva, el desinterés por la formación, el debilitamiento y la cerrazón de los partidos, provocan que tengamos estructuras partidaria sostenidas por el poder económico, y que los partidos sean sólo maquinarias electorales que se manejan con la lógica del mercado, de consumo o de empresa, y que se conciba al voto como una mercancía y que la participación política esté estimulada sólo por una renta y el deseo de los actores que participan de apropiarse de un beneficio gracias a ocupar un lugar de poder en el Estado.

2 comentarios:

Virginia Coudannes dijo...

Coincido con las ideas centrales de este artículo. Considero que la capacitación continua da como resultado la idoneidad y el prinicipio de mérito ausente en nuestra dirigencia. Pero voy a sumar la idea de incorporar en los gobernantes la palabra caminar... recorrer, escuchar con los oídos destapados y dar respuestas reales a la gente. Es hora de dejar de lado conceptos arrastrados históricamente, conceptos de los que no hay proyectos ni estrategias viables para concretar. Es tiempo de hacer.

Raymundo Flores dijo...

Hay que capacitar y capacitarse para construir una sociedad mejor y en consecuencia un pais mejor. De lo contrario se confirmaria la verdad ineluctable de que es mas dificil que hacer gargaras con talco