jueves, 7 de mayo de 2009

La politica y los medios.

Vemos diariamente un sistema informativo que se cobija al calor de la alianza entre política y medios, cuya consecuencia es el debilitamiento del periodismo independiente, colocando al ciudadano en el rol de simple observador, privándolo de información objetiva. Se observa entonces, la publicación de información a la medida de los pedidos de desde algún despacho de algún funcionario de gobierno, de algún candidato que defiende los intereses del medio, se puede minar la imagen de un dirigente o se puede minar la información de alto impacto social.
Tenemos títulos de primera plana que repiten casi diariamente el presente venturoso o anuncian medidas transformadoras si el medio es oficialista, o todo lo contrario si el medio es opositor.
Esta Argentina se ha convertido en un país donde sus políticos resignificaron el mandato estratégico de raíz sarmientina de finales del Siglo XIX de "educar al soberano", por el de "ilusionar o aterrar al soberano", construir el imaginario público en palabras apocalípticas, venturando un futuro inimaginable de un sector u otro en la contienda electoral, replanteando ese disparador de políticas de Estado hasta llevarlo a un nuevo objetivo estratégico: dotar de consenso político al poder, con el sostén de los medios de comunicación.
Éstos se han convertido en un gran instrumento productor de confianza social, que está ligado a su poder de penetración en la ciudadanía, lo cual genera la irresistible asociación con la clase dirigente, lo cual ha generado un nuevo modelo de comunicación, lejos, muy lejos de los intereses del público y más cerca de los intereses de las mismas corporaciones periodísticas.
La fórmula es exitosa para el poder, pero no para nosotros, porque se ha dejado de lado el periodismo independiente, objetivo, sostén esencial del sistema democrático, generando una nueva alianza mediática-política donde nosotros sólo cumplimos el rol de observadores no participativos.
De esta manera, cierta información que es sensible por su repercusión en el poder, hoy es elaborada desde algún despacho público, si es oficialista, o con títulos catastróficos y rimbobantes, si es opositor, que puede abarcar desde hechos de escasa trascendencia como el anegamiento de calles por una fuerte lluvia, cuya difusión amenza la imagen del Intendente, o asuntos de mayor impacto social como, el dengue o la gripe porcina, la inseguridad o el conflicto con el campo, por dar algunos ejemplos mediáticos, que, en algunos casos son reducidas en su calidad informativa, ocultando o distorsionando datos, según los códigos implícitos con los cuales se maneje el medio, donde los contenidos que se difunden parecen pasar por un zarandedador que fija los límites o no que se vulneran.
Entonces, REFLEJAR LA REALIDAD O CONSTRUIRLA, es uno de los dilamas de nuestro periodismo, cuando vemos, leemos o escuchamos que los medios de comunicación exhiben inhibidamente una tendencia a difundir los contenidos de la realidad como NOTICIAS ADAPTADAS AL PRISMA DE SUS CAPRICHOS E INTERESES.
Por eso, nunca mejor dicha la frase: "NUNCA CREAS EN LO QUE VES, EN LO QUE ESCUCHAS Y EN LO QUE LEES, SIEMPRE TENÉ TU PROPIA OPINIÓN".

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