jueves, 30 de abril de 2009

Las razones de la peste

Este artículo señala una cantidad de cosas con las cuales estoy de acuerdo, porque sumado a la imbecilidad de la oposición, también está el kirchnerismo, lean el artículo, y reflexionen, por eso el blog se llama Santa Fe Puede, para aportar nuestras ideas y esfuerzos para que toda estos tipos se vayan o sepan que somos muchos los que pensamos y actuamos de manera diferente.

Por Mempo Giardinelli
A la epidemia de dengue la sucede, más amenazante aún, la pandemia de influenza que viene de México. Una por mosquitos, otra por aves o porcinos, las dos con viejas taras argentinas sobrevolando la tragedia. No importa si los enfermos declarados, confirmados o sospechados son 10 mil o 50 mil o muchos más. No importa la guerrita política de una oposición que, sin fuerza ideológica ni moral, sólo busca aprovechamientos electorales en la desdicha de la ciudadanía y en particular de la que está cautiva del abominable sistema mediático que padecemos, frente a cierto oficialismo que también prioriza las elecciones sobre la salud de la población y, como se sabe, ha hecho de la mentira estadística una marca de gestión.

Si uno consigue descartar esa puja, que está a la vista en Charata como en Salta, y en Santa Fe como en el conurbano bonaerense o donde quiera haya ánimos calientes, lo que se ve –y que realmente importa y alarma– es que en la Argentina estamos viviendo pestes que recuerdan a las de la Edad Media. Pestes que empezaban entre los más pobres y se expandían hasta afectar a todos los sectores sociales, como la pavorosa epidemia de fiebre amarilla que mató a medio Buenos Aires en 1871.

Las pestes, se dice, llegan para quedarse. Pero entonces también habría que decir que el ahora famoso mosquito existe entre nosotros desde hace décadas y retorna porque no hubo prevención, como no la hubo frente a muchas otras enfermedades que han retornado. No hace falta ser sanitarista para darse cuenta. El Mal de Chagas sigue siendo el mayor causante de muertes entre el pobrerío argentino, y volvieron también el cólera, la tuberculosis y la fiebre amarilla. Y encima parece evidente que el glifosato y otros venenos amados por “el campo” han quebrado el equilibrio biológico y el autocontrol de la Naturaleza.

Por eso el invierno no será la solución, como no habrá solución definitiva verdadera mientras el oportunismo electoral de Gobierno y oposición continúe en el centro de la escena. Porque la falta de prevención les cupo a todos los gobiernos de por lo menos los últimos cuarenta años: militares, peronistas, radicales, menemistas, aliancistas, duhaldistas y kirchneristas. Todos, sin excepción, permitieron por omisión que estas pestes se instalaran entre nosotros.

Yo me crié en un ambiente, en el Chaco, en el que la fumigación y la prevención eran constantes. El papá de mi más íntimo amigo era un médico que se ocupaba de tener a raya al paludismo, en nombre de lo que entonces era el Ministerio de Salud Pública, con fondos de la OMS. Y también había un centro de investigación chagásica que era modelo en el mundo. Y hasta las mangas de langostas que asolaban los campos (y que ahora también han vuelto) eran contenidas mediante políticas de prevención, fumigación y esclarecimiento permanentes. Quiero decir: era un tiempo en el que los posibles males colectivos eran previstos, investigados, atendidos y combatidos de manera sostenida.

Nada de eso se hizo en los últimos treinta años. Todo se abandonó. Primero los dictadores, después el menemismo y sus patrones neoliberales, TODOS recortaron presupuestos y acabaron con la prevención. Es ésa y no otra, en el contexto de pobreza creciente que ellos mismos desarrollaron, la verdadera razón y origen de estas lacras.

Es urgente terminar de una vez con las causas profundas de estas enfermedades que son típicas de la pobreza y la miseria, reorganizando la prevención sostenida y permanente como política de Estado que atienda los múltiples aspectos sanitarios, educativos y sociales, pero sobre todo iniciando la urgente obra de acabar con la pobreza infame que ofende a la Argentina moderna y que insólitamente no es preocupación principal ni del Gobierno ni de la oposición.

Se trata de terminar con la mentira de que no son enfermedades de la pobreza. Sí lo son. Como sucede con todas las epidemias que en el mundo han sido: empiezan por los eslabones más débiles hasta que llegan a lo más alto de la cadena social. Por eso hay que descacharrar, claro, pero entonces hay que terminar con los desarmaderos y el negocio de casi todas las policías. Hay que evitar que se junte agua, por supuesto, pero entonces hay que disponer que este país tenga agua corriente y cloacas para todos. Hay que poner alambre tejido en puertas y ventanas, pero primero hay que tener viviendas dignas y no casillas o taperas que ofenden a la especie humana.

Pero de esto casi no se habla, y los multimedios insisten en recurrir a cualquier astucia que fomente la desazón de las atemorizadas y siempre manipulables clases medias. La solución verdadera sería que todos –Gobierno, oposición y medios– aunaran esfuerzos en pos del superior objetivo de la salud de toda la población. Pero para eso hace falta grandeza. Y vaya que escasea.

miércoles, 29 de abril de 2009

¿Hay democracia en Internet?

Este artículo me pareció interesante, es para discutirlo, pero te deja pensando, sobre todo a los jovenes, para quienes la red se ha convertido en algo indispensable.

Por Alfonso Gumucio Dagron *

Todavía estamos viviendo esa euforia de quienes piensan que Internet es la panacea para el subdesarrollo. Su influencia ha sido tan grande en el mundo que ha creado expectativas tan falsas como las que conocimos en los años sesenta cuando se alardeaba sobre los efectos de la “aguja hipodérmica” de la información y sobre la “difusión de innovaciones”.

La tesis subyacente es la misma hoy que ayer: más información permite más desarrollo. Se argumenta que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación son instrumentos que permiten acceder a “toda” la información del mundo instantáneamente, así como también comunicarse en redes y crear espacios democráticos virtuales.


¿Más información, más desarrollo?

Detrás de la suposición de “a mayor información, mayor desarrollo”, hay un pensamiento que tiende a simplificar los problemas sociales, políticos, económicos y culturales del desarrollo. Pretender que la abundancia de información resuelve la pobreza o la achica es una ilusión, pues pasa por alto el hecho objetivo de que la pobreza es producto de la desigualdad social y de la negación de los derechos humanos elementales. El campesino de Guatemala es pobre no porque carezca de información sobre los más modernos métodos de agricultura o las nuevas semillas sino porque no tiene tierra. El niño trabajador en una maquila en Tailandia no permanece allí explotado y abusado porque no conoce otras opciones, sino porque no tiene otras opciones. Sus derechos elementales están violados porque la situación económica así lo determina. A él no le sirve de mucho obtener más información.

También es equivocada la idea de que Internet puede “transmitir conocimiento”, ya que el conocimiento no se transmite, solamente la información se puede trasladar. El conocimiento se adquiere mediante un proceso de reflexión individual y colectiva, en el cual la información externa es solamente una parte complementaria a la cultura, el contexto propio, la experiencia vivida, las relaciones sociales y el propio conocimiento local.

Pero además, ¿de qué información estamos hablando en Internet y cuánta de esta información es útil y fácil de obtener? En varias ocasiones he escrito que el 90 por ciento de lo que hay en la red (www) es irrelevante para el 90 por ciento de la población mundial. Hay quienes opinan que ese porcentaje es aún mayor. Es irrelevante no solamente por su contenido, sino porque, como sabemos, la gran mayoría de la información que existe en la red está en inglés.

Pero, además, hay un tema de acceso que va más allá del idioma y del interés del contenido potencial: quienes tienen la posibilidad de acceder a una conexión de banda ancha que les permite buscar información en Internet no son los más pobres y necesitados. Según varios estudios, en los “telecentros” de diversa índole que la cooperación internacional se esfuerza en instalar en los países más pobres, son los jóvenes estudiantes los que ocupan las computadoras, y no precisamente para satisfacer su sed de información sino para usar los programas de chat o los juegos. Aun en el Tercer Mundo, hay un usuario “típico” de los telecentros, cuyo perfil no corresponde al que imaginamos cuando hacemos esos proyectos.


Las redes virtuales y la democracia

Si bien el potencial de Internet para formar redes virtuales es inmenso, éstas no pueden sustituir las redes reales entre personas. Dice Jesús Martín Barbero: “Estamos ante la más tramposa de las idealizaciones, ya que en su celebración de la inmediatez y la transparencia de las redes cibernéticas lo que se está minando son los fundamentos mismos de ‘lo público’, esto es, los procesos de deliberación y de crítica, al mismo tiempo que se crea la ilusión de un proceso sin interpretación ni jerarquía, se fortalece la creencia de que el individuo puede comunicarse prescindiendo de toda mediación social, y se acrecienta la desconfianza hacia cualquier figura de delegación y representación” (Martín Barbero, Jesús (2001), “Reconfiguraciones comunicativas de lo público” en Análisis, 26. Barcelona).

Las redes virtuales son redes de convocatoria pero no redes de compromiso a largo plazo. No existe en ellas el mismo grado de construcción de capital social y humano. Pueden ser redes detonantes de procesos, pero también redes que neutralizan procesos porque muchas veces no convocan a la acción sino a la pasividad y el facilismo de la comunicación virtual. En la mayoría de los casos, las redes actuales son simplemente una suma de individualidades, en lugar de una articulación de personas que dinamizan los cambios sociales. Y muchas redes son simplemente espacios de intercambio de información, a veces tan saturados de ella que es imposible hacer un seguimiento eficaz. En Internet, la abundancia de información se ha convertido en algo similar a la carencia absoluta, pues no hay prioridades ni jerarquías, la masividad esconde la búsqueda de calidad y pertinencia.

Los espacios democráticos virtuales son útiles como espacios de intercambio sin censura, pero también pueden tener una función catártica y desmovilizadora. La conquista del espacio público no debe empezar y/o morir en Internet. El único espacio público real es el de la sociedad sobre la que hay que actuar a través de mediaciones sociales, no tecnológicas. Internet no puede sustituir el espacio público de las expresiones colectivas porque tiende a perder en el camino la perspectiva de nación para reducirla a la de grupos de interés y porque devalúa la representación de la diversidad y de las diferencias.


¿Qué Internet se necesita?

No cabe duda de que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación son parte de nuestro presente y futuro inmediato. No se trata de rechazarlas, en absoluto, sino de diseñarlas desde abajo para que promuevan las necesidades del desarrollo, de la cultura, de la comunicación intercultural y de la defensa de los derechos fundamentales (y no a la inversa).

La tecnología está allí, al alcance de todos, y se transforma permanentemente: es más accesible por su facilidad de uso y tiene un costo cada vez menor. El problema está en el contenido. En lugar de un gran océano de información “salada”, necesitamos lagunas de agua fresca para alimentar las necesidades específicas de las comunidades geográficas, culturales o de interés. Esto significa que de la misma manera que la planificación para el desarrollo no puede generarse de manera ajena a los interesados, tampoco la información o la estructura de las redes debe ser impuesta desde afuera.

En Internet, como en cualquier proceso de comunicación, con cualquier instrumento o tecnología, valen las mismas condiciones indispensables de apropiación del proceso comunicativo. Estas condiciones mínimas y esenciales son: 1) la generación de contenidos locales útiles a la comunidad específica, que tome en cuenta el conocimiento local; 2) la pertinencia lingüística y cultural; 3) la apropiación del proceso comunicacional a través de una participación en la toma de decisiones (es decir, que no se limite al “acceso” de los usuarios); 4) el uso de tecnologías apropiadas, suficientes y adaptadas a las necesidades reales (y no sobredimensionadas, como sucede con tanta frecuencia); y finalmente, 5) la convergencia tecnológica y social (rescatando la experiencia ya existente).

Este último punto es importante subrayarlo, porque al no ser tomado en cuenta, es una de las principales razones para el fracaso de cientos de proyectos de nuevas TIC (tecnologías de información y comunicación) en el Tercer Mundo. La convergencia tecnológica, con la radio comunitaria por ejemplo, es fundamental. Las nuevas TIC tienen todavía muchísimo que aprender de los 60 años de historia de las radios comunitarias de América latina, que son ejemplos de participación y de sostenibilidad.

La convergencia social, organizativa e institucional se refiere a la necesidad de que los proyectos de nuevas TIC no aterricen en paracaídas sobre las comunidades, como iniciativas dispersas y ajenas a la vida cotidiana, sino que se inserten en otras iniciativas ya existentes de las que se puede aprender y a las que se puede potenciar. Organizaciones sociales (un sindicato, una agrupación de mujeres o jóvenes) o una institución (una biblioteca pública, un proyecto de educación no formal o de salud), son espacios lógicos para la convergencia social.

* Comunicador e investigador boliviano, especialista en comunicación y desarrollo.

miércoles, 22 de abril de 2009

LOLE YA SABEMOS QUE INTERESES DEFENDES


Carlos Reutemann cerró un acuerdo con Mauricio Macri para que el PRO lo lleve en su boleta como candidato a senador en Santa Fe. Así lo anunció Marcelo Muniagurria, quien fue vicegobernador del ex piloto de Fórmula Uno y hoy conduce en esa provincia el partido del jefe de gobierno porteño. Los macristas, mientras tanto, siguen buscando figuras mediáticas para llevar en su propia lista de diputados, que sería encabezada por el cómico del trío Midachi Miguel Torres del Sel.

“Hablé con Carlos, le dije que queríamos llevarlo a él en la boleta y me dijo que aceptaba”, reveló Muniagurria, quien también se comprometió a gestionar el apoyo a Reutemann de otros tres partidos asociados a Macri: la UCeDé, Acción para la República (el partido fundado por el ex ministro de Economía Domingo Cavallo) y Recrear.

El operador de Macri en Santa Fe analizó que las elecciones legislativas del próximo 28 de junio son un paso en el camino hacia la Casa Rosada en 2011. “El espacio político de afinidades que integra el PRO a nivel nacional ya tiene tres figuras presidenciables: Macri, Felipe Solá y Reutemann. Pero hoy, el objetivo es fortalecer la oposición. Dar una señal de stop al gobierno nacional. Y tener capacidad (en el Congreso nacional) de bloquear las iniciativas del matrimonio Kirchner que vayan en contra del interés de los argentinos y del federalismo”, se despachó el ex vicegobernador de Reutemann.

Muniagurria contó que la afinidad entre Macri y Lole viene de lejos. “A los hechos me remito. Yo he estado al lado de Reutemann todos estos años. Hemos cogestionado la provincia de Santa Fe (en el período 1999/2003). Entonces, no es casual que yo sea el presidente del PRO y el referente de Mauricio Macri en Santa Fe. No fue una cuestión de azar. Hay una conjunción de propuestas y proyectos y espero que se materialicen. Pero hoy lo sustantivo es que modifiquemos el perfil del Congreso nacional, fundamentalmente en la Cámara de Diputados. La oposición puede ser lúcida y tener proyectos, pero si no tiene capacidad de bloqueo no colabora con la democracia”, expresó el ex vicegobernador. Fuente: Página 12


Los santafesinos asistimos a la representación de una comedia con malos actores y peores guiones, una vuelta al peor de los pasados, cuando la derecha vernácula gobernaba de mano del menemato y subía al pedestal a estos personajes famosos en nombre de "una nueva política", que sólo era y es, la continuidad de un modelo de exclusión.

Estos comicios son un chiste de mal gusto, una pesadilla, un manoseo, pero que dejen de serlo para convertirse en lo que deberían ser depende de nosotros, no de estos personajes, ste contexto provincial, puede ser una oportunidad o una pesadilla a futuro.

No basta con estar genuinamente hartos, sino que también debemos ser activos, participar, discutir, para que sepan que no nos engañan.








lunes, 20 de abril de 2009

NO APRENDEMOS MÁS

Nuestra capacidad de asombro ya no tiene quórum en Santa Fe y el país. Las cosas a la que nos hemos acostumbrados hacer ya, años, me llama la atención y me alarma, porque le perdimos el respeto a la vergüenza, y me asombra como tomamos las cosas como si fueran naturales, cuando tendríamos que alarmarnos.

La materialización del voto a costa de todo, conseguirlo a cualquier precio, con tal que le sirva a quienes ocupan cargos públicos, burlarse en la cara de la gente, tomando como simpático estrategias electorales que no son otra cosa que estafas a la voluntad popular (que otra cosa puede ser que Scioli sea candidato a diputado, que el peronismo en Santa Fe vaya dividido o ¿acaso Reutemann representa al peronismo?, o que Carrió se ubique como segunda de su lista porque, dijo, lo único que le interesa es acompañar a sus formidables candidatos, aunque si sólo se trata de acompañamiento testimonial no se explica por qué no va quinta o sexta, que Julio Cobos usa su despacho de vicepresidente de la Nación para reclamarle al “campo” que unifique sus candidaturas, donde Macri juega al poker con De Narváez y Solá, bajando y subiendo aspirantes según necesidades de distrito y figuración sin que se cuestione qué programa de oposición y gobierno plantean), todas reglas en que estos políticos de poca monta y transeros han convertido a la política, a la militancia.

Es decir, nos proponen con total impudicia, que funcionarios en ejercicio de funciones ejecutivas se presenten como candidatos a cargos legislativos, anticipándonos que ya tienen decidido que no van a asumir para permanecer en el puesto que ocupan, o sea que la gente estaría votando a alguien que después de una campaña hipócrita va a desaparecer dejando el lugar a una persona que a lo mejor el ciudadano votante no tiene idea quien es, o que se van a enfrentar en una fantochada Reutemann y Rossi porque no pueden dirimir sus diferencias en una interna, para después arreglar que Rossi se incorpore a la lista de diputados nacionales (porque interiormente sabe que no va a triunfar), “salvaguardando” su pellejo, de que “tiene diferencias irreconciliables” con el ex corredor, pero que le va a servir para mantenerse en su cargo actual.

Son todos especuladores, y en muchos casos rozan la inmoralidad y la total falta de ética, si, de ética, porque hasta Maquiavelo planteaba que la política tiene ética, no se la realiza a costa de cualquier artilugio o acción, sino que la política tiene como objetivo el bien común. Pero son los enamorados de los hechos, los que equivocadamente se hacen llamar “pragmáticos”, los que justifican cualquier hecho, para los cuales lo único válido es la viveza táctica para conservar o lograr el poder, y es esa parte de la sociedad que lo hace posible (con indiferencia, autismo, no participación), que tengamos un vicepresidente que ni siquiera tiene la dignidad de renunciar a un puesto que ya no le pertenece, por opositor al Ejecutivo, o los tres tristes tigres, lamentables, nos hagan creer que son solucionadores, es esa parte del país para la cual el pudor es un sinónimo de boludez o tontería, y que hacen de la política una mala palabra.

Pero, creo que la democracia no es eso, no se puede hacer cualquier cosa (aunque parece que sí), en nombre de la gobernabilidad o en nombre de “defender los intereses de la provincia”, cosa que es totalmente mentira, porque nunca lo han hecho, o me van a decir que Reutemann o Latorre en estos años han defendido a Santa Fe, hasta me suena gracioso.

Sin embargo, lo más grave y penoso a mi entender, no es la existencia de esta dirigencia provincial y nacional falto de moral, sino que nosotros como sociedad no tengamos vergüenza y no se nos mueva un pelo y hagamos algo para echarlos, a todos estos personajes que sólo se nos ríen en la cara siguiendo esa fiesta que, en definitiva, es sólo para ellos.

sábado, 11 de abril de 2009

Apelar a la filosofía

El punto de partida de la conferencia pronunciada por el general Perón –en el Primer Congreso Nacional de Filosofía, realizado en 1949– tiene una singular actualidad. A fines de la década del ’40 se vivía, en palabras de Perón, “la crisis de valores más profunda” de la sociedad y del hombre. Hoy podríamos repetir esa frase y no estaríamos equivocados. La crisis actual no es una mera crisis económica. Es la expresión de cambios muy complejos, profundos y veloces, que marcan el final de un ciclo de desarrollo del modelo capitalista y la apertura hacia senderos que por ahora aparecen rodeados de gran incertidumbre. En contextos de este tipo, las respuestas requieren, como lo hiciera Perón hace sesenta años, una apelación a la filosofía. La filosofía y, más específicamente aún, la ética, son las herramientas indispensables construidas por el ser humano para encarar los dilemas que plantean estos períodos de la historia.

Nadie puede negar que estemos atravesando un período histórico donde los diagnósticos sobre la sociedad, así como las respuestas a dichos diagnósticos, movilizan no sólo conocimientos científicos o técnicos, sino los sistemas básicos de valores de los ciudadanos y de los grupos sociales.

Existen múltiples maneras de evocar aquel Congreso de Filosofía y la conferencia del general Perón. Quisiera, entre todas ellas, recuperar dos aspectos centrales de aquel acontecimiento. Por un lado, la apelación a la filosofía social o a la filosofía política y, por el otro, la centralidad del debate sobre la cohesión social, la justicia y la construcción de la idea de comunidad.

Hoy, como hace sesenta años, el sentido de la acción social se define por la posición que se asuma frente a la cuestión de la justicia social. Construir una sociedad justa ha sido, y sigue siendo, el ideal que orienta las acciones de aquellos que se definen éticamente por valores de solidaridad, bien común, derechos humanos, paz y libertad. Pero si bien la justicia social está en el centro de nuestros debates, las formas para alcanzarla se han modificado sustancialmente.

Hacer justicia hoy es darles más a los que tienen menos, no lo mismo a todos. Pero no se trata sólo de dar “más”, sino de tener en cuenta el sujeto que existe de esa categoría general de “excluido”. En este sentido, todos sabemos que la educación anticipa el futuro, y si queremos construir una sociedad justa es fundamental que hoy construyamos una educación y una escuela justa.

Pero una escuela justa no se agota en los procesos institucionales de selección, evaluación, financiamiento y trayectorias de formación. Una escuela justa no puede ser neutral frente a los contenidos culturales que ella debe transmitir. En pocas palabras, una escuela justa debe ser capaz de brindar a todos una educación de buena calidad donde la adhesión a la justicia constituya un valor central.

La escuela universal y obligatoria, a cargo de maestros formados profesionalmente a través de instituciones educativas especiales, fue la respuesta a la demanda de formación del ciudadano para el Estado-Nación. ¿Será ésta la respuesta para las demandas de formación del ciudadano reflexivo que demanda el siglo XXI? Estas preguntas implican también un interrogante acerca de la formación de las elites. Si bien en una sociedad democrática la distinción entre los miembros de las elites dirigentes y el resto de la ciudadanía es una distinción dinámica, lo cierto es que la responsabilidad por las decisiones es mucho mayor en aquellos que manejan áreas más sensibles desde el punto de vista de las consecuencias de sus decisiones: los científicos, los dirigentes políticos, los dirigentes empresarios. Por último, estas decisiones ya no podrán ser limitadas espacialmente al ámbito del territorio local o nacional. La responsabilidad también asumirá una dimensión internacional y al nivel del género humano. Como toda etapa crucial de la historia, abre siempre la opción de la incertidumbre o la esperanza. Fuente: Página 12


jueves, 2 de abril de 2009

Sentimientos extraños.

Por un lado la muerte del Ex-Presidente de la República Argentina...El Dr.Raúl Alfonsín... seguramente no un hombre perfecto, con grandes equivocaciones, pero que fue Presidente en una de las épocas más difíciles de la República Argentina... Por otro...los Reclamos Legítimos de Soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas y del Atlántico Sur que desembocaron en un enfrentamiento con los Imperios más poderosos del Mundo: El Reino Unido y EEUU...

Mi respeto Al Sr Ex. Presidente Raúl Alfonsín (aunque habría que hablar con la verdad, NO ES EL PADRE DE LA DEMOCRACIA, PORQUE A LA DEMOCRACIA LA HACEMOS ENTRE TODOS, y porque hoy he visto personajes como el Coti Nosiglia, y tantos otros, pero eso queda para otro momento) ...También a los valiente hombres y mujeres que hicieron el más Alto Sacrificio en los distantes y fríos confines del Atlántico Sur.

Si una sociedad, con sus equivocaciones y aciertos puede recomponerse luego de terribles experiencias de des-unión y frustraciones....si puede enfrentar enemigos poderosos...Si puede demostrar valor ....

Por qué es que estamos tan mal como sociedad....eso me pregunto...? Y hago esta reflexión sobre Malvinas y el comportamiento que tuvimos en aquellos años, porque en el año 1982 el presidente de aquel entonces y el “patriota de ciudad” invadieron Malvinas y fueron argentinos orgullosos que llenaron la Plaza de Mayo, y que vivaron y gritaron “si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”, lógicamente desde Capital Federal, bien lejos.
Fuimos exitistas desde que empezó el conflicto, pero una vez que vimos el desenlace, le dimos la espalda a los ex combatientes, porque no se podía perder la guerra y nos sentamos frente a la TV a mirar el Mundial de España, para ver si nuestros “valientes “ muchachos podían redimirnos como argentinos “sufrientes” por la vil derrota en Malvinas, y nos olvidábamos de todos esos pibes que habían dado la vida allá.Ese “patriota de ciudad”, que hoy sigue sin importarle nada, que se pone la escarapela en las fechas patrias (hecho también cada vez menos usual), pero que aprovecha esos días para tomarse unas “mini vacaciones” porque es un fin de semana largo, o que espera cada Mundial para vestirse de celeste y blanco, porque eso es la Patria, es dar la vida por ser “argentinos” y gritar o llorar porque “yo doy la vida por la camiseta”, olvidándonos que la Patria es otra cosa.La Patria la hicieron esos pibes que murieron en Malvinas, y que gracias a ellos hoy vivimos en democracia, y que aunque algunos quisieran que sigamos siendo “patriotas” de ocasión, también existe una Argentina más profunda, de muchas voces y mentes que todos los días sueñan, construyen y luchan porque tengamos una Argentina mejor, y que cada mañana que nos levantamos nos sentimos orgullosos de ser argentinos y de habitar esta bendita tierra.