jueves, 26 de marzo de 2009

ARGENTINA Y EL SÍNDROME GENOVESE

En Marzo de 1964, Catherine “Kitty” Genovese, una joven neoyorkina, fue apuñalada por la espalda a treinta metros de su departamento por Winston Moseley, un maquinista necrófilo.
Pero esto no es lo más aberrante en el caso Genovese. Espeluznante es el hecho de que el asesinato fue atestiguado por doce personas y ninguna intentó impedirlo. La víctima pasó a la historia a causa de la desidia.

Con el debate acerca de la inseguridad en un punto álgido, es menester por parte de la sociedad Argentina una reflexión y autocrítica acerca de qué hace cada individuo cuando presencia un delito. Casos como el de Kitty Genovese se dan a diario en nuestro país, no por nada llamado “
el país del no te metás”. Frases como “por algo será”, “yo no vi nada”, “algo habrá hecho” aún sobrevuelan el inconciente colectivo argentino. El síndrome del “no seas buchón” está impregnado en nuestra cultura, al punto de transformarse en complicidad. Para el argentino es preferible ser encubridor que ser apodado “botón”.

Sumando esta costumbre a la tan mentada “
viveza criolla”, (la cual celebra romper la ley o los códigos éticos sin ser atrapado) es preocupante concluir que el argentino promedio es un sujeto muy análogo al delincuente. Si personas de la llamada clase media cometen delitos de menor o mayor envergadura, es de esperar que dichas prácticas se acentúen en cualquiera de los dos extremos de la escala social. Las clases bajas cometen hechos delictivos para sobrevivir, una actitud comprensible, aunque nunca justificable, sobre todo cuando actualmente son mayores los casos perpetuados con violencia, que terminan en asesinato en el peor de los casos. Por su lado, las personas de clase alta (de dónde provienen la mayoría de nuestros gobernantes) se transforman en una suerte de "ladrones de guante blanco", amparados en cierta impunidad que les otorga el poder del dinero y el status social. Sus delitos son menos violentos, pero de mayor magnitud, ya que las sumas de dinero y la cantidad de damnificados crece ostensiblemente con respecto a la de los indigentes.

En conclusión, si la mayoría de los políticos y de los pobres son ladrones y/o estafadores, es porque la mayoría de los argentinos son ladrones y/o estafadores. Vivimos en la sociedad que construímos y merecemos.
Son cosas a tener en cuenta la próxima vez que alguien salga con la idea de la
“mano dura”. Fuente: correo electrónico.

Entonces, no nos hagamos los desentendidos, TODOS somos responsables de la clase dirigente que tenemos, porque sólo con nuestra desidia, por nuestro desinterés en participar de la cosa pública, de considerarnos “apolíticos”, como una forma de no involucrarnos, de no “ensuciarnos”, de vanagloriarnos de no “pertenecer” a esa clase de choros (y no digo que la mayoría no lo sea) que son los políticos.

Gracias a estas actitudes siguen estando los Reutemann, los Obeid, y tantos otros, que ahora son salvadores de la provincia.

También tengamos memoria, no sólo para acordarnos de las boludeces, sino también para acordarnos quienes son los que ahora quieren aparecer como cara del cambio, cuando en definitiva no son más de lo que ya vivimos y soportamos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, compañero!

Un porcentaje importante de la clase media argentina (especialmente residiendo en los llamados "grandes centros urbanos") ha incorporado los discursos impuestos por el neoliberalismo y sus personeros (tanto los tradicionales antipatria como los traidores), aún cuando no refleja sus intereses. Tales discursos no son otra cosa que "el manto de protección socio-cultural" del neoliberalismo.

De alguna manera, nuestro síndrome genovese nos ha colocado en la situación donde estamos, que sumada a la proximidad de supuestos efectos de la crisis internacional, nos hace candidatos a sufrir doblemente.

El asunto es que en el 2001 estalló una forma de organización de la sociedad (y por tanto, una forma de gobernar).

Ante la inexistencia de alternativas sólidas de gobierno, y con la implacable acción de la clase política, que ni lenta ni perezosa propició un plan distinto, los argentinos reafirmamos nuestra convicción de la democracia. Esta significó dos cosas: garantizaba un sistema que es siempre preferible a las dictaduras (frente a la posible "eclosión inminente". Al mismo tiempo sostenían y legitimaban a la clase política.

El asunto es que hoy, a varios años del 2001, no han surgido fuerzas alternativas distintas, provenidas de lugares distintos de los comunes a loa clase política. No al menos, como para hacerse cargo del estado nacional.

Eso es en parte porque la clase política supo relegitimarse frente a la sociedad, que todavía le exige y reclama, pero que todavía los acepta. Por otro lado, las mayorías sociales no ha dado el salto cualitativo de la organización política o social.

Nuestra situación de dirigencia es "el reflejo de nuestra sociedad", pero un poco mas: quisiera decirlo con todas las letras: es un pacto entre la sociedad argentina y su dirigencia. Si sumamos los votos que hipotéticamente tendrían hoy el PJ, el radiclismo, el ARI y el PRO, llegaríamos seguro al 90% de los votantes. Todos eso partidos hoy son la expresión de la clase poítica, son los que la componen.

Es decir, elegimos a esta clase política para que conduzca la argentina. Las expresiones nuevas, si se manifiestan por fuera de este acuerdo, no crece y/o se diluye. Si se manifiesta por dentro debe recorrer el camino de la interna y el acuerdo con los integrantes de esos partidos. A mayor capacidad de la sociedad de vencer sus habitos políticos, menos acuerdos y mas terreno para el proyecto liberador.

Por lo que veo, no hay verdaderas posibilidades de construcción política nacional a corto plazo. Toda construcción hoy, para que sea seria y pueda brindar los resultados que queremos, deben hacerse con paciencia y con saliva.

Ahora es necesario diferenciar dentro de la propia clase política: por un lado tenemos a los que se ubican "en el escenario" con discursos progre (incluso la derecha argentina se pinta de "PRO") pero con un manejo del poder y una línea política propia del proyecto antinacional y antipopular. Por otro lado, los sectores que tienen reflejos discursivos del proyecto Nacional y Popular.

El sector que mas ha hecho incapié en defender el proytecto nacional y popular ha sido el Kirchnerismo. En parte, ha tomado medidas en esa dirección. En gran parte, aún falta (En una parte muuuy grande)

Ante la inexistencia de alternativas reales hoy, apoyar a éste sector de la clase política abre la discusión social sobre el proyecto Nacional y Popular.

Esa discusión es mucho mas concientizadora que la de "derechas o izquierdas" que seguramente propondrían los opositores, en la cual no habría diferencia entre la izquierda y la derecha.

Esa conciencia es lo que necesitamos incubar para fortalecer los nuevas expresiones políticas, aún incipientes. Las que vayan por dentro, tarde o temprano, se encontrarán con las que van por fuera, y a través de las elecciones iremos ganándole espacios a los representantes de la clase política.

Si la sociedad no redirecciona sus acciones fundada en la conciencia de su relidad, tanto individual como colectiva, condena a estas nuevas expresiones "por dentro" a la reducción y posterior "acomodamiento" dentro de la clase política, y las "por fuera" a la desaparición, que es peor que no haberse juntado nunca.

Sólo el pueblo salva al pueblo.

Me dio gusto encontrar su blog.

Pancho

Carlos Fernando Savore dijo...

Gracias Pancho por tus palabras, y ahí está el desafío, en buscar alternativas viables para aportar todos los días un poquito, porque nada es imposible, solo tiene la dificultad de luchar contra esa corriente instalada, como vos decís, a partir del 2001, pero que también es parte de los mecanismos de dominación existente de la clase politica y del poder económico, hacerle creer a la ciudadanía que son todos iguales, que la participación política se hace para "salvarse" individualmente, sirve y mucho como manto protector para que muchas cosas que tienen que ser debatidas y cambiadas no se hagan y ni siquiera ingresen en la agenda pública.
Todo ayudado por la influencia nefasta de los medios de comunicación que cumplen el rol de forma eficiente, y que ocultan sus verdaderas razones que es que todo el sistema siga igual porque son empresas que quieren ganar más dinero.
Saludos muy grandes compañero y la seguimos, en el blog tenes mi mail así que comunicate.