lunes, 21 de septiembre de 2009

El Cuento de la Libertad de Prensa.

Estoy convencido al afirmar que no sólo nosotros, sino el derecho a la información en general, se merecía hace rato un debate como el actual. Sin que pueda expresar detalles, pues no me corresponde, observo que de un lado están los que, norma más, norma menos, piensan como yo, que la libertad de prensa y la libertad de información son derechos de todos, del ciudadano, y, por lo contrario, no son reaseguros para empresas “periodísticas” o de “entretenimiento”. Del otro lado están aquellos para quienes esas libertades y los derechos que generan tienen nombre y apellido, los de las empresas de lucro que los explotan comercialmente. No me asombra la existencia del debate ni su configuración argumental; sí, en cambio, la ubicación en él de alguno de sus protagonistas (la UCR, por ejemplo, que parece querer doblarse para que no se rompa) y los exabruptos de algunos, que califican a los contrarios con epítetos más cercanos a ellos, sobre los cuales deberían tener más cuidado, pues en sus filas existen personas a las que el sayo les cabe.
Vamos a explicarlo de otra manera, en el país existen órganos independientes que en pequeño número funcionan y que deben vivir muy aleatoriamente, desde que las grandes cadenas les hacen una guerra ruinosa de avisadores, hasta conseguir su ruina económica. El sistema es fácil, mediante los grandes órganos que realizan el boicot a las empresas comerciales y particulares, que avisan en los medios de la “Lista Negra”. Así se va consiguiendo una unanimidad para que todos los “órganos de opinión” respondan a la “voz del amo”. A esto se le llama ahora “libertad de prensa”.
Si la política, las organizaciones sociales, universidades que han trabajado en este proyecto, en uso de su derecho que no se le niega a estos empresarios de la falsedad, se decide a tener sus propios órganos de opinión o tomar medidas en defensa de los intereses nacionales limitando las licencias, comienzan a cursar despachos con “noticias” en los que se tendrá buen cuidado de decir que se trata de una “dictadura” y que el régimen es “totalitario” o “antidemocrático”, o que los Kirchner son un “gobierno fascista”.
Si desde un diario se puede hacer un chantaje a una persona, desde los monopolios de noticias se lo puede hacer a toda una nación. Por este medio se puede llevar al descrédito a un Gobierno. La libertad de prensa, motivo de intensa campaña, no presupone defender un principio sino una defensa que implica en su trasfondo una forma de imponer, una forma de influir en la opinión pública. Cuando se habla de “opiniones independientes” de los “grandes medios” con insistencia sospechosa, puede individualizarse perfectamente la organización del monopolio que abarca el grupo de medios.
Tal como había previsto, el ex corredor, devenido a precandidato a presidente salió a hablar sobre el tema, y oh! Sorpresa, expresó su descontento por la media sanción y utilizó palabras como “control de medios”, o falta de libertad de opinión, y ya no creo que sea sorpresivo los intereses que defiende, ya que gran parte de su campaña en las pasadas elecciones se la debe al grupo Clarín, o ¿no se acuerdan que el ex piloto salía en el canal Todo Noticias casi todos los días? y que es el multimedios el que lo posiciona como presidenciable para el 2011.
No todo lo que hace el gobierno es malo, tengo mis profundas diferencias con el mismo, pero creo firmemente que nos merecemos un debate como el que se está dando, y si sabemos mirar y leer con mayor profundidad, quedan expuestas las propuestas y proyectos de país que tiene la derecha argentina, cuyos argumentos son patéticos, pero que no son para nada inocentes.

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