martes, 27 de enero de 2009

Libertad de expresión

La libertad de expresión es un derecho fundamental y un derecho humano, señalado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos del año 1948, y por nuestra Constitución Nacional a través del artículo 14, “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender”, y, en la reforma del año 1994 fueron incluidos con rango constitucional tanto la Declaración de Derechos Humanos, como el Pacto de San José de Costa Rica que también consagra como derecho fundamental del hombre la libertad de expresión.

La libertad de expresión como Derecho Humano.
En el artículo 19 de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, puede leerse: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Asimismo, la “Convención Americana sobre Derechos Humanos o también llamado el “Pacto de San José de Costa Rica”, del año 1969, en su artículo 13 también lo señala como derecho fundamental.

Fundamentos.-
El derecho a la libertad de expresión es defendido como un medio para la libre difusión de las ideas, y es de esta manera como fue concebido durante los años de la Ilustración. Para filósofos como Montesquieu y Rousseau, la posibilidad del disenso es fundamental para fomentar el avance de las artes y las ciencias, como así también forma parte de la auténtica participación política.
Fue uno de los pilares también de la Revolución Francesa, promulgada en la Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano del año 1789, en sus artículos 10 y 11:
Artículo 10.- Nadie debe ser incomodado por sus opiniones, inclusive religiosas, a condición de que su manifestación no perturbe el orden público establecido por la ley.
Artículo 11.- La libre comunicación de pensamientos y de opiniones es uno de los derechos más preciosos del hombre; en consecuencia, todo ciudadano puede hablar, escribir e imprimir libremente, a trueque de responder del abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley.

Es decir, que el liberalismo acentuó el protagonismo del individuo en la vida pública, siendo lo verdaderamente relevante garantizar la esfera de las libertades frente al Estado, garantizando la autonomía social a través de técnicas de estructuración de poder, formado por la división de poderes, sumado a otro instrumento, la opinión pública, como expresión genuina de las ideas que emergen de la sociedad y como guía y crítica de la actuación del poder público.
De esta manera, la opinión pública actuaría como modulador de la fuerza pública, evitando la tiranía.

Censura.-
Significa el uso del poder, por parte del Estado o de algún grupo influyente, para controlar la libertad de expresión. Criminaliza ciertas acciones o la comunicación.
En un sentido moderno, consiste en cualquier intento de prohibir la información, los puntos de vistas u otras formas de expresión como el arte. Es llevada a cabo para, en el mayor de los casos, mantener el status quo, controlar el desarrollo de la sociedad o reprimir la disconformidad de una sociedad sometida.
Ésta puede ser explícita, como una ley que se aprueba para impedir que cierta información sea publicada o que se difunda, o a través de la intimidación gubernamental o censura popular, donde la gente tiene miedo de expresar o apoyar ciertas opiniones por temor a diferentes represalias, como puede ser perder su trabajo, su posición social, su credibilidad académica o, incluso, hasta perder su propia vida.
Es por ello que la censura es un aspecto típico de las dictaduras y otros sistemas autoritarios.
Sin embargo, también existen casos de censura en países que tienen gobiernos en apariencia democráticos, quienes, usan medios de presión mucho más sutiles, como eliminar aquellos programas críticos tanto de televisión o radio, o a través de presiones políticas y económicas a los órganos de dirección de medios privados, que incluyen la supresión de propaganda oficial, o la manipulación, a través de la difusión de información engañosa con la finalidad de hacer que el publico sea menos receptivo hacia otras ideas.

Influencia de los mass media en la formación de la opinión pública.
“Lo que sabemos sobre la sociedad y aun lo que sabemos sobre el mundo, lo advertimos a través de los medios de comunicación de masas”. (Niklas Luhmann)
El periodismo está sometido por los imperativos del mercado en el lado del público (lectores, oyentes, televidentes), y en el de los anunciantes, lo que presiona de manera mas creciente sobre el periodismo para aumentar la audiencia y la participación en su mercado, todo lo cual se refleja tanto en el contenido y en la programación.

Por otro lado, los individuos perciben la realidad de la sociedad y del mundo a través de dichos medios masivos y toman sus decisiones en función de lo que informan, lo cual hace que nos preguntemos, ¿qué tipo de realidad es la que describen?, ¿quién selecciona lo que es “informable” y lo que no y de qué manera lo hacen?. Todos interrogantes importantes, porque los individuos y la sociedad suelen tomar sus decisiones en función de la información que presentan los medios. Estos muchas veces describen la realidad a partir de normas y valores que provienen de lo informable o no, y excluyen todo aquello que genere conflicto o reduzca la audiencia, lo cual nos puede provocar la percepción de que todo se manipula a través de esta “nueva” codificación, ya sea a través de sus propias decisiones o de los poderes establecidos (políticos, económicos, sociales).
… “la realidad de los mass media es la realidad de la observación de segundo orden [...] Aquí sólo permanece, como modo de reflexión, la observación de segundo orden, es decir, la observación de que la sociedad deja en manos del sistema de los mass media su observación: observación en el modo de observación de la observación…” (Luhmann, 2000, 123-124).
La libertad de prensa florece con la democracia, es cada vez menor la cantidad de regímenes que censuran la información y controlan la prensa abiertamente. No obstante, a medida que es cada vez menor la prensa del Estado, como contrapartida, la prensa del dinero, que es propiedad de grandes grupos económicos es de gran desarrollo.
Entonces, debemos preguntarnos, quienes son los que deciden y cuales son los criterios de lo que nos informan y lo que no los medios de comunicación. La libertad de prensa no necesariamente es sinónimo de libertad de información, y podemos tomar como ejemplo la guerra de Irak, donde se mostró de manera fehaciente la articulación existente entre los medios de comunicación de EEUU y el poder político, en donde la información objetiva pasó a un segundo plano y los medios se convirtieron en otra arma al servicio del Pentágono.
A medida que subimos en la jerarquía periodística, la preocupación por al audiencia, el grado de penetración de los medios, el rating, la competencia, incide e influye en el periodista, en sus estrategias, y de esta manera, el mercado se impone.
Es decir, que la libertad de información se ha transformado hoy en la libertad de los propietarios de los medios y sus directivos para elegir lo que consideran informable, con el objetivo de llamar la atención de quienes lo consumen, como así también la manera de abordarlos, para que sirvan a los intereses del medio ya sea directa o indirectamente. No olvidemos que los medios de comunicación son el vehículo de expresión de grupos de interés y, en la mayor parte, de intereses organizados en sí mismos.

Conclusiones.-
En todos los países existen grandes debates acerca del peligro que, para la democracia, representa un poder comunicativo cada vez más concentrado en grandes grupos económicos, sin control de la sociedad.
Esos medios cada vez más se alejan de las tareas que deberían cumplir en un Estado de Derecho, ya que en muchos casos han pasado de una prensa guiada por pautas y normas democráticas de Estado a una prensa sólo del dinero. Los medios de comunicación son cada día más autónomos para decidir que informar y de que manera hacerlo, y, a su vez, son cada vez menos responsables frente a la sociedad.

La democracia deliberativa, aquella donde la toma de decisiones es realizada por medio de la discusión entre ciudadanos libres e iguales, se puede ver entorpecida por el accionar de los mass media, ya que pueden, y de hecho lo hacen, inducir cambios en las preferencias de los ciudadanos.
Los grupos de intereses exponen sus preferencias a la opinión pública, a través de los medios, y mediante la utilización de manera hábil de la retórica las hacen parecer de interés general y, por lo tanto, objeto de las políticas públicas. También son escollo de las iniciativas gubernamentales de interés general, calificándolas de perjudiciales, si no satisfacen sus intereses.

Desde distintas perspectivas teóricas, tres pensadores contemporáneos han señalado los peligros de este funcionamiento de los mass media para la democracia:
“Pienso que la televisión (…) pone en serio peligro las diferentes esferas de la producción cultural: arte, literatura, ciencia, filosofía, derecho; incluso creo que pone en peligro la vida política y la democracia” (Pierre Bourdieu, 1997).
“En el campo programático de las noticias y los reportajes (…) los medios difunden la ignorancia entre las masas”. (Luhmann, 2000).
“La personalización de las cuestiones de contenido, la mezcla de información y de diversión, la presentación episódica de los temas y la fragmentación de lo que objetivamente forma conjunto y bloque se llegan a fundir en un síndrome que fomenta la despolitización de la comunicación pública” (Habermas, 1998).

En resumen, los medios tal y cómo funcionan hoy en día, ponen en peligro la democracia y la vida política, difunden la ignorancia y despolitizan la comunicación pública. Para lo cual, se hace necesario que la sociedad tome conciencia y pueda tomar las medidas para limitar esas perturbaciones que los medios ejercen sobre la producción cultural y la vida política, a través de aquellas instituciones que han sido creadas para regular las tareas que los medios deberían cumplir en una sociedad democrática y que, en definitiva, el derecho a la libre expresión cumpla su rol esencial en la lucha por el respeto y promoción de todos los derechos humanos, ya que sin la habilidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y clamar cambios, el hombre, estará condenado a la opresión en todas sus formas.

Bibliografía consultada:
Bourdieu. P. Sobre la televisión, Barcelona, Anagrama, 1997.
Constitución de la Nación Argentina.
Convención Americana de los Derechos Humanos.
Declaración de los Derechos del Hombre y el ciudadano (1789).
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).
Habermas, J. Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Ediciones Taurus, 1998.
Luhmann, N. La realidad de los medios de masas, Barcelona, Anthropos Editorial, 2000

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